Dando clases y parejas perfectas.

Una vez a la semana doy clases de acuarela en una academia o estudio de arte. Me temo que no soy muy buen profesor o al menos no soy un profesor al uso, porque no hago suficiente hincapié en cómo deben hacerse las cosas, sino más bien en porqué y en para qué deben hacerse. Creo que “la necesidad crea el órgano”. Por tanto, si sabemos qué queremos hacer, antes o después encontraremos cómo darle la forma correcta.

Ese aprendizaje es único para cada persona y el camino ha de recorrerse con gozo y sin prisa. La enseñanza que antepone el dominio de la técnica, troquela y constriñe el desarrollo del creador, porque  le hace creer que las cosas deben de hacerse según ese patrón.  No me niego a enseñar técnicas. Es como aprender a comer con cubiertos. Resulta útil… que ya es mucho; pero lo importante es lo que se come. Al menos es lo que yo creo.

La semana pasada les propuse a mis alumnas (son  todo mujeres) que se fijaran en lo que les llama la atención para luego intentar plasmarlo en unas acuarelas.

Parece una tontería, pero no lo es.

Ya sabemos que cuando  algo nos llama la atención de forma habitual, se convierte en  costumbre y pasa a un plano en el que nos pasa desapercibido. Como  un sonido de fondo que apenas distinguimos. Sin embargo, eso que nos llama la atención – una línea de pensamiento, una gama de colores, una sensación …¡cualquier cosa! – constituye la base de nuestra personalidad íntima y es la fuente más rica de  expresión creativa.

Sólo hay que ser valientes y humildes en aceptarlo porque, en muchas ocasiones, nos da pudor  la opinión de “los demás”. El análisis autocrítico es el peor enemigo de la creatividad porque muchas veces no obedece a ninguna causa real. Nuestros pequeños temores, nuestras ínfulas de grandeza se alían para coartar nuestra creatividad.

Me preguntaron mis alumnas: ¿ y a ti que te llama la atención?.
Y contesté: los perritos con abrigo. ( Entre otras cosas, pero había que ser rápido y elegí esto que además es verdad).

Me llama la atención las historias de desvalimiento, protección y ternura que adivino detrás de un gesto tan …extraño, como ponerle un abrigo a un perro. La inmensa mayoría no lo necesita: tienen su abrigo natural…¡pero…!  

Creo que lo que realmente me llama la atención es, son, las relaciones de amor. En qué se basan y cómo se manifiestan. Hacia las  personas me parece más complicado dirigir la mirada. Está en “Pendientes”.

Hace tiempo comencé una serie de acuarelas que llamé “Parejas Perfectas”.

Paraba a las personas que iban con su perro por la calle y les tomaba una foto con el móvil. Luego en casa hacía una sencilla acuarela. La compañía de mis propios perros hacía más sencillo el “abordaje”. Existe una especie de solidaridad entre los que somos perreros.  

Así hice un montón… ¡más de cien!. Al final se corrió la voz y mi correo se llenó de imágenes de “Parejas Perfectas” en potencia. Ese fue el germen de #Yolopinto. ¡Hasta estuve pintando  en #CapitalAnimal, promovido por @rafadoctor en  #lacasaencendida! 

He vendido muchas de ellas. La gran mayoría a los “modelos” que posaron para mí. Todavía conservo unas cuantas. Estas que aquí se muestran son un botón.